Ya de vuelta a la vida real... La dura vuelta

 Bueno... Todo lo bueno se acaba pronto y deja un sabor en la boca de necesitar más, pero hay que aterrizar en el mundo de los mortales, volver a tener conexión a Internet, ruido al rededor, civilización...

Eso si, me llevo, su calma, su paz y fuerzas renovadas para afrontar las alegrías y sin sabores de la boca.

Lo mejor, me llevo una experiencia de vida, un montón de conocidos que han hecho de mi viaje especial, si crees en las casualidades de la vida, te cuento una...

Hago mi excursión por un camino desde Broto a Torla, de unos 3 km ida y otros 3 km vuelta, encuentro un huequito para llegar a bañarme al río, me hago mis fotos, disfruto del silencio con el agua del río de fondo, respiro sus buenas vibraciones y su recuerdo para transportarme en momentos de estrés, abro mi libro para leer en ese lugar mágico.  Cuando aparece un grupo de 4 personas, una chica, su pareja, su hijo y un amigo de esté... Iniciamos conversación, me invitan a una cervecita en compensación por haber perturbado mi lectura. Comenzamos a charlar, muy agradables todos y cuando decido marchar, tenía una visita guiada por el pueblo, resulta que ellos eran el grupo con el que me habían juntado en la visita ya que iba sola. Así que quedaba claro que teníamos que conocernos sí o sí ese día, jajajaja.

Bonitas conciencias, que te hacen pensar en que aunque vayas sola por tu camino, siempre, siempre encuentras quien hace tu camino más ameno.

Volver... Una caca, finamente dicho. Yo que estaba poniéndome el chándal a eso de las 7 de la tarde por qué tenía ya frío, que para dormir me enrollaba como un flamenquin en con mi nórdico durante la noche y no me quitaba la sudadera hasta las 10 de la mañana, no pasaba de los 26º y sin calor extremo, ¡Qué gustazo!

Volver a este calor asfixiante, ha descompensado todo mi cuerpo. He decidido, que en cuanto sea millonaria, me compro una casa en el lo más alto de los pirineos para vivir los meses  de calor.

¿Soñar es gratis, no? 

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